Llego tarde para viajar en el vuelo 447, pero murio en un accidente de tráfico

Llegó tarde para embarcar en el vuelo de Air France que se desplomó en el Atlántico. Pero días después perdió la vida en una accidente de tráfico.
12 de junio de 2009


Según publica el diario británico The Times, Johanna Ganthaler, jubilada y de nacionalidad italiana, estaba de vacaciones en Brasil junto a su marido.

Los dos llegaron tarde para embarcar en el avión de Air France que se precipitó al mar el 31 de mayo sin dejar sobrevivientes entre las 228 personas que iban a bordo.

El matrimonio partió de Río de Janeiro un día después, afirma la agencia de noticias italiana ANSA.

Pero la fortuna de haber perdido el trágico vuelo no los protegió de la carretera: Johanna falleció en un accidente de coche en Austria, al chocar contra un camión, y su marido resultó herido de gravedad.

Más peligro en la tierra que en el cielo
Lo que parece una trampa del destino en el caso de Ganthaler, en realidad pone en evidencia una realidad que no se suele tener en cuenta: la carretera sigue siendo mucho más peligrosa que los viajes en avión.

Los últimos datos globales al respecto de la Organización Mundial de la Salud, de 2002, indicaban una cifra anual de 1,2 millones de muertes por accidentes de tráfico y de 50 millones de heridos por esta causa en todo el mundo.

En este informe conjunto de la OMS y el Banco Mundial también se pronosticaba un aumento de estas cifras del 65% en los próximos 15 años si no se toman medidas serias de prevención, y un crecimiento especialmente preocupante en los países en vías de desarrollo.

Por otra parte, los datos de 2008 de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) son bien distintos: el número de muertos en accidentes de avión cayó de 692 en 2007 a 502 en 2008, dejando el índice de mortalidad en 0,13 por cada millón de pasajeros.

La tasa global de accidentes se mantuvo en 0,81, lo que supone un accidente por cada 1,3 millones de vuelos